3.3.13



"La pintura es, en primer lugar, una afirmación de lo visible que nos rodea y que está continuamente apareciendo y desapareciendo. Posiblemente, sin la desaparición no existiría el impulso de pintar, pues entonces lo visible poseería la seguridad (la permanencia) que la pintura lucha por encontrar. La pintura es, más directamente que cualquier otro arte, una afirmación de lo existente, del mundo físico al que ha sido lanzada la humanidad."


John Berger, Algunos pasos hacia una pequeña teoría de lo visible, Ardora Ediciones, Madrid, 1997.



Vapor, esencia, luz es una serie pictórica que parte de la imagen de vídeo, no profesional, de los años setenta.
La imagen del pasado.

Como referencia, fragmentos de grabaciones con cámara Súper 8 reproducidas en bucle. Imágenes en movimiento, sin sonido, de las que interesa la estética del vídeo antiguo de baja calidad.

La pintura pretende afirmar lo dudoso de la existencia a través de la imagen del recuerdo.
Pintura íntima en su pequeño formato, cuyo propósito es ubicar al observador ante escenas de la vida cotidiana, pero con su ambientación peculiar, con cierta atmósfera onírica e inquietante.
Se potencia la individualidad y muestra al ser humano en situaciones ambiguas que invitan a la reflexión.

Es la representación del ser a través de una pintura tenue, vaporosa, donde la mancha adquiere condición de presencia. Manchas como cuerpos evanescentes que permiten mitificar la ilusión, lo que ya no existe.

El ser busca su esencia. Y la justificación de la vida.





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